Anivia - La criofenix

 Anivia es una ancestral semidiosa de Freljord que representa el ciclo eterno de la vida, la muerte y la resurrección que tanto tiene en común con el cambio circular de las estaciones. Para aquellos que la veneran, Anivia es el alma elemental de Freljord: un símbolo de esperanza y un catalizador sagrado del cambio.

Historias que han pasado de generación en generación cuentan que Anivia premia a los amables y a los humildes. En las pocas ocasiones en las que se presenta ante un mortal (o, al menos, eso afirma el afortunado), lo hace en forma de espíritu de ave de hielo, con alas resplandecientes que ocultan los cielos y un penetrante graznido que atraviesa la nubes de tormenta.

Las canciones de la tribu de nómadas de los notai cuentan que fue el nacimiento de Anivia lo que trajo al mundo la primera nevada. Cuando emergió de su gigante huevo de hielo, fragmentos diminutos de dicho material saltaron por los aires y se convirtieron en lo que hoy consideramos nieve. Según las leyendas de la tribu Cuernoapenado, los vientos gélidos que barren las tierras freljordianas los crea Anivia al batir sus poderosas alas.

De hecho, tiene a su disposición todo el poder del invierno, y aquellos que intenten atacar su hogar no tardarán en descubrir que es una poderosa enemiga. Cuando alguien consigue despertar su ira, Anivia es capaz de arrasar fortalezas y montañas, y su graznido invoca tormentas de escarcha capaces de quebrar incluso el acero.

Una de las creencias más arraigadas y respetadas es que el Hielo Puro es el mayor regalo que Anivia concedió a los moradores de sus tierras. Imbuido de magia elemental, es un material puro, potente y que jamás se derrite. Los videntes y magos del hielo más poderosos llevan siglos tratando de servirse de pequeños fragmentos de Hielo Puro para amplificar sus poderes. Las armas que cuentan con la más insignificante esquirla se convierten en herramientas de poder inconcebible.

Cuando los mortales pusieron pie en Freljord por primera vez, Anivia les dio la bienvenida. No tardó en darse cuenta de que no eran capaces de soportar semejante frío, así que los guio a valles y refugios apartados donde podrían echar raíces e ir acostumbrándose al azote de los elementos. Los protegió y vigiló durante los primeros siglos de precariedad, y ellos, a cambio, la veneraron.

Anivia tenía la esperanza de que todas estas tribus recién llegadas se unieran a la hora de defender Freljord de amenazas externas pero, poco a poco, las rencillas internas se volvieron muy frecuentes y llegó una invasión. Según las leyendas, un avaricioso rey del sur avanzó con su ejército a través de las montañas con la intención de hacerse con el dominio de las tierras norteñas y someter a la magia salvaje que fluía por ellas. Ante la soberbia de los forasteros, Anivia reaccionó con tanta furia que los azotó con una tormenta de nieve que duró un siglo y un día. Hoy en día, aún se encuentran altas rocas en el Valle del Rastreo que, según la población local, son los restos del aquel antiguo ejército.

Otros relatos hablan de la leyenda avarosana de Ulla Lanza Quebrada, una comandante Hija del Hielo que salvó a una joven águila de las fauces de un lobo y se ganó el favor de Anivia. Durante toda su vida, la Criofénix la protegió de cualquier amenaza y, cuando cayó en combate casi cien inviernos después, Anivia la acogió con las alas abiertas.

Si todas estas leyendas son ciertas, cabe esperar que Anivia haya presenciado el auge y la caída de un sinfín de civilizaciones mortales. Aunque aún quedan ciertos rastros de esos tiempos, la mayoría ha caído ya en el olvido, enterrado bajo el hielo de varios milenios.

Sin embargo, la muerte jamás podrá amenazar a Anivia. Los mitos hablan de ocasiones en las que se la consiguió derribar y asesinar, pero la Criofénix siempre renace. Siempre que Freljord siga existiendo, su alma será inmortal. Puede que transcurran cientos, incluso miles de años antes de que se alce de nuevo, pero cada renacimiento coincide con el amanecer de una nueva era. Es por eso que su apariencia se considera una bendición, pero también el anuncio de terribles eventos.

Se dice que una vez se sacrificó frente a una manada de descomunales aplastafardos. Anivia sabía que no podría acabar con las inmensas criaturas, así que se lanzó contra el hielo e hizo añicos su forma física para enterrarlos en una avalancha.

Desde hace poco, los hay que afirman que Anivia ha vuelto a emerger de su huevo para presentarse ante la nueva líder de los avarosanos, la comandante Ashe. Se cree que Anivia ve en ella una líder capaz de unir por fin las tribus de Freljord.

No obstante, si es cierto que la Criofénix ha regresado, como tantos chamanes y caminantes espirituales afirman, hay que plantearse una pregunta: ¿a qué gran amenaza ha venido para hacer frente?

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